Matando el tiempo

El muchacho asintió con su cabeza, moviendo así un poco sus orejas. De este modo se levantó del asiento y comenzó a seguir al moreno, sin dejar de mirarle ya que estaba solo un poco más atrás, pero consecuencia de ésto tropezó un par de veces, las cuales luego agredeció que no llegaron a impactar su cuerpo contra el suelo.

Cuando estvieron en frente del mesón de recepción, les atendió una simpatica jovencita, que desde un principio les sonrió para que hiciesen su pedido, aunque claro, era obvio que su actitud era cuestión de marqueting.

El neko se acercó a la vitrina de sabores, contemplando los dinstitos colores que poseían los helados, más no tardo mucho en decidirse por uno, y es que era su favorito.

- Y-Yo quiero uno de chocolate... Por favor... -Le pidió bien sutil a la jovencita, la cual anotó de inmediato el pedido, al tiempo que su cola se paseaba en gesto de estar un tanto cohibido, y al igual observaba de refilón a su acompañante, viendole con suma tímidez.

Desvió la mirada algo molesto por la sonrisa de la chica, odiaba aquel tipo de comportamiento, reaccionar como se suponía era mejor para el negocio, por su trabajo reconocía más que bien ese tipo de sonrisas, sobre todo odiaba que muchas veces debía actuar así.

Aprovechó el hecho de que tenía que escoger el sabor de su helado para no tener que verla; aunque también miraba de reojo a su acompañante, el simple hecho de verlo de algún modo le quitó el mar humor, cuando el otro hubo escogido alzó el rostro para hacer su pedido.

-A mi uno de cappuccino- Pidió con seriedad, para que una vez que se los hubieran entragado respectivamente, regresar a las mesas exteriores, para comer el helado.

-Bueno... ¿Y a qué te dedicas?- Le preguntó ya una vez en el exterior, sonriendo amablemente, quería saber lo más que pudiera del menor.

Al volver a la mesa, el pequeño se sentó acomodando su cola de tal modo que quedaba libre para moverse como se le plazca. Dió unas cuantas lamidas con su diminuta y delgada lengua al helado, al tiempo que sus orejas se movían complacidas, demostrando la alegría que sentía en aquél momento.

Escuchó la pregunta del chico, levantando un poco sus orejas como si fuesen una antena parabólica, y le quedó mirando unos breves segundos a los ojos, para luego dibujar en sus labios una tierna sonrisa.

- Estudio, pero en mi tiempo libre trabajo en una disquera... Bueno, en una tienda de CD's -Se encogió de hombros, sacando levemente su lengua.

Flectó un poco su cuello hacía el lado, dejando que su cabeza reposara hacía un costado, demostrando bastante ingenuidad, mientras le veía con gran curiosidad.

- Nee... ¿Y tú? ¿Ah qué te dedicas? -Preguntó sonriente, volviendo a probar un poco más de su helado, y así esperar impaciente la respuesta del otro. Tenía deseos de saber absolutamente todo de él... Aunque había una extraña sensación, que le hacía sentir como si ya supiese todo, como si lo conociese de toda la vida...

Probó su helado mientras escuchaba con atención la respuesta del otro, durante un minuto sintió como si ya supiera eso, sin embargo hizo a un lado esa idea, después de todo era rídiculo, no podía tener conocimiento sobre una persona a la que había conocido hace apenas nada.Se sonrojó levemente al verlo sonreir, pero inmediatamente recobró la compostura.

-Soy modelo...- Respondió apenado, aunque no sabía el porqué, -...Y uno pésimo, según un sujeto que me encontré hace unos días- Comentó con una sonrisa avergonzada por haber compartido ese último comentario, volvió a comer un poco de su helado, para después mirar de nueva cuenta al chico, tratando de aprenderse los detalles de aquel fino rostro.

-Pero bueno, da igual, quizá lo dejé pronto para hacer algo de mayor provecho- Dijo encogiendo los hombros -¿Y tienes pareja?- Preguntó fingiendo no darle mucha importancia, como si fuese una pregunta más, sin embargo no supo que lo llevó a formular aquella pregunta, era como si fuera una de las cosas que quisiera confirmar del jovencito, en el interior esperaba una respuesta negativa, ¿por qué? quien sabe, ni el mismo lo entendía, porque tampoco podía pretender que no le interesaba saberlo.

Quedó un tanto boquiabierto por su respuesta, viendole con sus ojos ambarinos abiertos de par en par. ¿Modelo? Eso sí que le impresionaba... Aunque no lo dudaba, con la belleza del chico, podría ser algo obvio que aquella era su carrera.

- Yo no creo que ese sujeto este en lo correcto... De seguro eres muy bueno -Comentó sonriente, y con un tenue sonrojo sobre sus níveas mejillas.

Al escuchar la siguiente pregunta formulada por el muchacho, se asombró un tanto. Era la misma pregunta que le rondaba en la mente, claro, al caso adverso, quería plantearsela a él, y ahora tenía la oportunidad de hacerlo.

- No... No tengo pareja -Contestó dejando florecer una ligera risita.- La ve-verdad es que... Nunca me he enamorado... -Agregó bastante apenado, mientras se encogía un poco de hombros, para así disimular la vergüenza.- ¿Y... T-Tú? ¿Tienes pareja? -Ahora a él le tocaba responder. Sólo esperaba recibir una negativa, aunque tenía pocas esperanzas, después de todo era una modelo, un chico bastante guapo y por sobre todo... Adolecente. No entendía los motivos por el cual le dolía tanto pensar en una respuesta afirmativa. ¿Por qué? ¿Qué le estaba produciendo aquél chico?. Trataba de no mirarle mucho, para que así éste no denotara su notoria vergüenza.

Sonrió avergonzado ante el primer comentario, sonrojándose levemente, de cierto modo le alegraba que el chico dijera eso, normalmente halagos o críticas le daban igual, no importaba, la gente decía muchas cosas para simpatizarle o herirlo sin embargo, cuando lo había dicho el joven sonaba distinto.

Cuando escuchó la respuesta negativa ante su pregunta, tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no mostrar su alegría, después de todo actuar así podía resultar bastante extraño frente a los otros e incluso para si mismo.
Miró fijamente al otro notando su vergüenza, la verdad le parecía bastante tierno el modo en que reaccionaba.

-No... no tengo- Contestó como si nada -Tenía una novia pero hace dos semanas terminamos- Contó restandole importancia a ese asunto, después de todo no había sido una relación importante, si lo pensaba claramente ninguna lo había sido.

-Pero regresando a ti. No tienes de que avergonzarte, no tiene nada de malo el que nunca te hayas enamorado. Aunque no dudo que no haya gente que se enamore de ti, después de todo eres bastante lindo- Dijo con una sincera sonrisa buscando su mirada, después de todo para él era cierto lo dicho, porque tanto fisicamente, como sus reacciones le mantenían simplemente encantado.

Por dentro sentía como extrañas mariposas recorrían su estomago, y es que en verdad estaba feliz... ¡No está comprometido! Pensó sonriente, más trato de disimularlo, como si la alegría fuera parte del helado que ahora volvía a lamer.

Escuchó aquellas últimas palabras con más atención... La palabra "lindo", hizo que apareciese como automatico un rojo carmesí sobre su nívea piel... ¿Por qué siempre era tan predecible? Le costaba tanto disimular. Luego dió un pequeño, pero sonoro suspiro, mientras cerraba los ojos como meditando, y no tardó más que un par de segundos para volver a abrirlos.

- Nee... No me gustaría enamorarme... Es lo que más he evitado en todos estos años... "Encariñarse" con alguien a quien luego puedes perder... No, definitivamente prefiero mantenerme así, al menos sin pareja puedo evitar el dolor de la pérdida -Comentó con una triste sonrisa, la que tenía como objetivo demostrar que el tema en verdad era como lo planteaba, y no que le dolía al igual el estar siempre solo.

No entendió por qué le había dolido tanto ver aquel gesto de tristeza en el rostro ajeno, era algo que no había experimentado más que con su difunta hermana, estiró el brazo para sujetar la mano del chico con cierta ternura, como si con eso pudiera ayudarle, aunque fuera un poco, con aquel movimiento mostró la tenue y pequeña marca en forma de zero que tenía en su muñeca.

-Entiendo lo que dices...- Confirmó en un susurro, agachando su rostro y provocando así que sus hebras negras ocultaran su mirada, y al mismo tiempo hacian que no fuera tan evidente el color rojo que comenzaba a hacerse presente en sus mejillas.

-Sí... si yo pudiera estar contigo no te dejaría solo nunca- No sabía que le estaba haciendo decir eso, pero simplemente no podía evitarlo, no podía detenerse. -Y sería capaz de soportar todo el dolor con tal de que nunca te hirieran.- Acarició la suave piel de la mano ajena con dulzura y cuidado como si temiera dañarla.

Se sonrojó de manera más notoria que las veces anteriores, con el acto del chico, ya más no podía aguantar el rojo carmesí después de dichas palabras... Le quedó observando atónito, sin poder formular palabra alguna.

Llevó su vista lentamente hasta la mano de él que sujetaba la suya, y sintió como si su corazón se detenía al llegar hasta su muñeca, en donde pudo diferenciar una marca... La misma marca que él tenía en la misma muñeca. Ahora si que las confusiones le llenaron la mente ¿Quién era él y por qué tantas coincidencias? ¿Será qué aquella marca respondería el porque sentía que lo conocía de toda la vida...?

Poco a poco imagenes le comenzaron a perturbar su mente... Una laboratorio, un experimiento, una misma persona con su marca... Y varias más con las suyas correspondientes. Pruebas de dolor; No podían sentirlo. Frío y calor era lo único tactable. Todo era un mar de recuerdos... Hasta que finalmente una palabra fue la detonante de todo... Weakness.

- Yo no podría permitir... Que te dañen... -Ahora él también se sumo en agachar la vista, con su flequillo cubriendo sus ojos y lo poco que se podía del potente rojo de sus mejillas. La misma mano, que aún sujetaba la del otro chico, dejó mostrar en su muñeca la marca identica a la que poseía el muchacho.

Cuando vio aquella marca alzó la vista sorprendido, buscando que sus ojos se encontraran con los del otro, como si con verlos se pudieran explicar tantas cosas, entonces era por eso que había reaccionado tan extraño cuando se encontró con aquel chico, por eso sentía el conocerlo, entrelazó sus dedos con los ajenos, los recuerdos que ahora bombardeaban su mente le causaban miedo, sin embargo aquel siemple contacto con la mano del otro le podía calmar.

-Weakness...- Susurró sin soltarlo -¿Eres mi compañero...?- Cuestionó en voz baja, sabía que había muchos con una marca similar, todos los zero la tenían, pero eso no significaba que cualquiera pudiera tener ese tipo de lazo con otro.

Sí, quizás el era su Sentoki, no, no "quizás" algo en su interior se lo confirmaba con todas sus fuerzas, aunque no recordara su rostro estaba más que seguro de ello; ante este pensamiento se aferró más a la mano del chico, lo había encontrado y ahora no debía perderlo por nada del mundo.

Ahora todo tenía lógica. Era como un rompecabezas, que había perdido sus piezas y en ese presiso instante habían vuelto a ser reconstruidas.

Se aferró más fuerte a su mano, sin tener la mayor intención de soltarsela. Aunque en cierto modo el miedo a seguir encariñandose, y luego perderlo, era inmenso... Tampoco le podía dejar ahí, menos ahora que gracias a él estaba recordando todo su pasado.

- A-Así es... -Asintió con una tímida sonrisa, aún bastante apenado.- Soy tu luchador... Y tu eres mi sacrificio... -Agregó con voz aterciopelada, mientras le veía con gran dulzura a sus ojos azules, profundos como el cielo.

Hacía 5 minutos hubiese desconocido de lo que estaba hablando, pero ahora, sabía a la perfección lo que era un Sentoki y un Sacrifice... Después de todo, al parecer, le había borrado la memoria, y ahora había vuelto de un sopetón. Él era un zero... Creado para no sentir dolor, efectivamente, su hipotesis de que le estaban engañando con lo de la "enfermedad", era cierto.

Soltó aquella mano con algo de resistencia, sentía que si se separaba aunque fuese sólo cosa de unos segundos podía perderlo por completo, cosa que realmente temía, era suyo, completamente suyo y nadie tendría derecho alguno de quitárselo.

-Ahora menos puedo dejarte- Dijo con una sonrisa, inclinándose levemente para acariciar con las puntas de sus dedos el suave rostro frente a él, como si temiera que aquello no fuese real, apartó su mano y rio levemente, nunca había sentido una felicidad como esa.

-Me alegra ser tu Sacrificio al menos así no te podrán herir- Comentó con sinceridad, si bien no sentiría dolor, tampoco soportaría que hirieran a su compañero. -Bueno... ¿y qué se supone que deberíamos hacer ahora?- Después de todo, sus recuerdos no eran completamente claros aún.

Al tactar las suaves yemas de su compañero, sobre sus frío rostro, sintió como este aumentaba de temperatura, tomando un rojo más potente sobre el sector de las mejillas.
Y al escuchar la última pregunta, negó suavemente con un movimiento de cabeza, aún anonadado por la situación, y pérdido en esos ojos azules que tanto le encantaban...

- Nee... N-No sé... -Respondió finalmente, cuando pudo sacar la voz.- Aún hay muchas cosas que me confunden... Deberíamos aclarar todo... -Le brindó una media y sutil sonrisa, la cual infundía algo de ternura.- Todo sería más fácil si nos conocemos mejor... Cuenta tú primerode tú vida -Todas sus palabras, no dejaban de ser aterciopeladas y con un tono de voz suave y calmado, que a la vez se le estaba quitando un poco la tímidez.

Deseaba saber más de él, en realidad era lo que más anhelaba. Saber todo de aquél chico que ahora era suyo... Algo bastante extraño y poco convincente, más de igual modo le agradaba la sensación que guardaba en el pecho, era como si una alegría inmensa, esperada por años, apareciese de la nada, dandole vida... A lo que antes no era vida.

Apartó su mano del rostro ajeno ante aquella petición, agachó su mirada y mordió levemente su labio inferior, su vida no era algo de lo que le gustara precisamente hablar, sin embargo no podía negarle aquella petición al joven. Dejó escapar un suspiro pesado y cansado, para tras esto pasar sus dedos entre su cabello negro para poder calmarse un poco, volviendo la mirada para contar lo que le pedía.

-Veamos... no es muy agradable de escuchar, mucho menos de contarlo- Advirtió con una leve sonrisa que demostraba melancolía -Pues mis padres fueron asesinados cuando yo tenía 9 años, - Sonrió con cierta ironía, aquel recuerdo no lo sentía como propio. -Tras esto Victoria, es decir mi hermana y yo fuimos a vivir con un tío... al año escapamos, porque el maldito bastardo quizo ponerle una mano encima a ella.- Cuando notó como se había expresado se avergonzó -Perdona...- Se disculpó rápidamente.

-Fuimos a vivir con una prima de mi mamá, pasamos 4 años con una vida prácticamente normal, hasta que...- Sintió como la voz se le quebraba por lo que guardó silencio unos segundos intentando reponerse. -Hasta que una noche regresando de una sesión de fotos pasó lo peor, la casa estaba completamente a oscuras, cosa que me extrañó pues no era tan tarde como para que estuvieran dormidas, llamé a Vicky y todo seguía callado, subí a buscarla bastante alterado. Cuando entré a su cuarto me encontré con su... su cuerpo completamente destrozado, lo mismo que el de mi tía, había sangre por doquier y sus ojos estaban abiertos, fue horrible...- El mayor tenía los puños apretados y su respiración estaba agitada. -Tenía apenas 11 años.... mierda era una niña- Se quejó para dar paso al silencio, necesitaba controlarse, pero el recuerdo era tan vivido, parecía que aquello estaba frente a sus ojos en ese mismo momento.

Sentía el dolor de las palabras melancolicas del chico, mayor aún fue el desgarro en su pecho al escucharle finalizar con tanto odio... Era como si todo lo que le hubiese contado lo estuviese viendo como una especie de pelicula mental.

Casi por instinto, se levantó de la silla con gran agilidad y abrazó al muchacho fuertemente, aunque a la vez con bastante ternura y cálidez. Acarició suave su espalda, con ambas manos que finalizaban de sus brazos, los cuales rodeaban al mayor con suma sutileza.

- Tranquilo... Comprento todo a la perfección... Lo... Lo lamento tanto... -Subió lentamente una de sus manos, con la cual antes acariciaba su espalda, hasta la nuca del modelo, revolviendo ahora con bastante delicadeza sus finos y oscuros cabellos.

Acercó lentamente sus labios hasta los oídos del chico, era como si le tuviese la confianza de alguien a quien conocía todos sus 16 años de vida, es más... Era como la confianza de una pareja.

Susurró lenta y suavemente.- Puedes desahogarte conmigo... Todo lo que quieras... -Con su usual tono de voz aterciopelado, a la par que continuaba acariciando sus cabellos azabaches.

Correspondió el abrazo ocultado su rostro entre los pliegues de la ropa del menor, rodeó con sus brazos la estrecha cintura buscando aumentar la cercanía entre ambos para así poder disfrutar más de la calidez que él otro le brindaba, ahora comenzaba a comprender que tan estrecho podía ser ese lazo que compartían debido a una cosa tan sencilla como el nombre.

-Gracias...- Susurró alzando el rostro para buscar su ojos, más no lo soltó -Perdona pero no había hablado nunca de esto, supongo que por ello no pude controlarme- Se disculpó avergonzado.

-Mejor vamos a otro lugar para hablar más tranquilos- Le sugirió al tiempo que se ponía de pie con un gesto cansado.

Por más que no quería estar lejos del chico, le soltó con bastante delicadeza, al sentir como este se levantaba de su asiento y a la par lo hacía él mismo.

- Ajá -Asintió con una sonrisa a la petición del mayor, esperando a que este comenzase a avanzar.

Cuanvo vió que el otro daba un paso, este de inmediato se unió, caminando a la par con él. En cada instante permanecía sonriendole con bastante dulzura, espectante de cualquier movimiento del muchacho, ya que todo en él le parecía interesante.

- ¿A dó-dónde quieres ir? Esta vez escojes tú... -Le preguntó con voz suave, a la vez que le sonreía con gran ternura, esperando ansioso la respuesta del muchacho, para ver hacía donde se dirigirían sus pies.

Al escuchar su pregunta volteó a verlo sin dejar de caminar, meditó unos segundos pensando que lugar podría escoger que también le agradara al chico, sonrió ante aquel pensamiento era la primera vez que se preocupaba por que sus decisiones fueran aceptadas por alguien más.

-No sé...- Sujetó con suavidad la mano ajena, quería volver a sentir cerca al otro aunque fuera con un simple contacto como aquel, entrelazó sus dedos con los del joven neko, mientras regresaba la vista al frente, evitando mostrar el tenue sonrojo que había cubierto sus mejillas por el gesto.

-¿Te parece si vamos al parque o al bosque?- Sugirió viendolo de reojo -Supongo que ahí estará tranquilo.

Un extraño escalofrío recorrío su cuerpo al sentir el rozar de la suave piel del chico con la suya, al tiempo que éste le tomaba de la mano, los colores se le subieron al rostro, denotandose el notorio sonrojo que ahora poseían sus mejillas, más le dió igual, y entrelazó sus delicados dedos entre los suyos.

- Cualquiera de las dos me parece buena idea... -Contestó con una dulce sonrisa ante la sugerencia del muchacho.

Ir caminando, tomado de su mano, le hacía sentir alguien distinto, alguien mucho más seguro. Era como si con ese solo y simple acto, demostrara lo suyo que podía llegar a ser ese chico. No quería volver a separarse nunca más de él, menos ahora, que poco a poco comenzaban a llegar las imagenes de los antigüos recuerdos, en los cuales aún no estaba la respuesta del porque los habían separado.

Con bastante tímidez, se apegó más a él, caminando hombro con hombro, con sus manos entrelazadas a la altura de sus muslos. Su cola la utilizó para rodear la delgada cintura del modelo, aunque no le aprisionaba mucho, no le estaba obligando a nada, si él quería distancia, el pequeño la aceptaría, aunque en su fuero interno imploraba porque así no fuera.

-Vamos entonces al bosque- Decidió sonriéndole, una extraña felicidad lo invadía, aunque había cosas que aún no podía del todo comprender, pero no le importaba, quizás junto con el otro pudiera recordar algo.

Apretó levemente la mano ajena al sentir como la cola del menor rodeaba su cintura, juntando un poco más sus cuerpos, eso estaba bien, mientras fuera con él no había problema alguno. Se atrevió a soltar la mano del jovencito para rodear con su brazo su cintura, sabía que se estaba mostrando algo posesivo pero sentía que el perder al otro iba a ser peor que cualquiera de las otras pérdidas que había sufrido.

Salieron de la plaza para poder dirigirse hacia el lugar mencionado, el calor había disminuido un poco, y un agradable viento refrescaba la tarde.

-Bueno... ¿y me podrías contar también de tu vida?- Pidió volteando a verlo, esperando que aceptara.

Al sentir el brazo del otro rodeando su cintura, hizo que que extrañas maripositas recorrían su estomago. Era una sensación tan agradable... No quería perderle, nunca, nunca más.

Escuchó atento la pregunta del otro, sonriendole a la par que asentía con un movimiento de cabeza.- Claro -Respondió sin más.

Llevó su vista al cielo despejado, entrecerrando un poco sus párpados al sentir los fuertes rayos de luz provenientes del ardiente sol. Respiró hondo, dejando pasar el cálido aire por sus pulmones, mientras prosesaba la información de su vida y pensaba en como contarsela.

- Bueno... No recuerdo mucho antes de los 7 años -Comenzó encogiendose de hombros.- En esa epoca vivía con mis padres... Todos me decían que era adoptado, pero yo nunca lo creí, y aunque lo fuera... Ellos nunca dejaran de ser mis padres -Agregó con una dulce sonrisa.- Hace 4 años ellos fallecieron en un accidente automovilistico, yo hiba presente allí... Pero sobreviví... Algo bastante extraño para los médicos, ya que por la magnitud del accidente yo debía haber muerto instantaneamente... Y en vez de eso quedé vivo, recupedandome a los pocos días... Ni si quiera sentía dolor, algo muy común en mí ya que nunca lo he sentido, pero para los médicos era "extraordinario". Yo no comprendía mucho, porque a mi me habían dicho que yo no sentía dolor por "Una enfermedad que ataca al sentido del tacto, impidiendome sentir toda clase de dolor fisico..." Ahora que lo pienso es algo ilógico, aún así nunca me cuestiné al respecto... Que si hubiese sido así, se supone que tampoco debería sentir cuando alguien me toca, y aún así aquello si lo siento -Observó los ojos del azules del muchacho con suma ternura.- Y bueno... Pasé dos años después del accidente vagando de cuidad en cuidad... Hasta que finalmente me acentué aquí, en donde vivo solo en una pequeña recidencial, la que pago con el salario de mi trabajo -Finalizó sonriendole sutilmente.

Escuchó con suma atención lo que el chico le contaba, cuando hubo terminado correspondió aquella sonrisa que le tenía encantado.

Se detuvo repentinamente, jalando al otro para no estar a media acera, tras esto rodeo con ambos brazos su cintura mientras una sonrisa traviesa se dibujaba en su rostro.

-Entonces estamos igual... No sentimos dolor pero podemos sentir otras cosas- Dijo acariciando una de las gatunas orejas del joven, realmente eran tan suaves como esperaba, bajó su mano delineando los finos rasgos del menor con delicadeza, pra finalmente acariciar sus labios.

-Por lo que me dices... debo entender que vives solo ¿verdad?- Preguntó mirándolo fijamente.

Le sorprendió cuando el otro le jalo más hacía él. Ahora si que le tenía cerca, provocando que los colores se le subieran al rostro, seguido del calor que sentía bajo sus mejillas ruborizadas. Su respiración se aceleró, a la par de su pulso y sus palpitaciones, sintiendo como si su corazón se fuese salir de su pecho. Su ambarina mirada estaba posada sobre la azulada del chico, con intenciones de desviarla por los nervios que sentía, más algo se lo impedía.

El suave tacto de la yema de los dedos del modelo, le dejaron una sensación única marcada en su piel, para así luego sentir ésto mismo en la comisura de sus labios.

Trataba de articular palabra alguna, pero una especie de nudo, que le aparecía cada vez que se colocaba nervioso, oprimía su garganta. Movía suave y lento sus labios, intentando que saliese aunque fuese un sonido desde éstos, para nada, los nervios le consumían. Hasta que finalmente logró soltar un débil suspiro, el cual acarició el rostro del otro chico, y pudiendo así liberarse un poco de aquella opreción en su garganta.

- E-Eh... S-Sí... Vi-Vivo sólo... -Contestó a la pregunta sin dejar de mirarle a sus profundos ojos. Estaba pérdido en su mirar, aún con el fuerte carmín sobre sus níveas mejillas.

Sonrió al ver aquel rubor cubrir sus mejillas, debía admitir que le gustaba provocarle ese tipo de reacciones, separó sus dedos de los labios ajenos para acariciar con ternura su cabello, jugando con aquellos suaves mechones oscuros, para después besar la comisura de sus labios, con cuidado de no hacer que el chico se sintiera de algún modo forzado.

Por otro lado el poder tenerlo abrazado de aquella forma le hacía sentirse tan bien, era una calidez que no había experimentado anteriormente, sentía como sus latidos se aceleraban, aquella sensación era única y realmente le gustaba sentirla.

-No me gusta que vivas solo...- Dijo en voz baja, perdiendose en aquellos dulces ojos que le miraban fijamente. -¿No... no te gustaría?- No sabía porque estaba diciendo aquello, quizás su anhelo de estar junto al jovencito le estaba ganando, haciendole actuar de una forma impulsiva, algo que siempre había criticado. -¿No te gustaría ir a vivir conmigo?- Finalmente la pregunta salió de sus labios, un ligero sonrojo había aparecido en su rostro, aquella pregunta había salido de forma automática, en su vida se le hubiera ocurrido decir aquello, además nadie en su sano juicio ofrecía su casa a un desconocido, aunque si lo pensaba bien ese no era del todo su caso.

-Yo también vivio solo y así no tendrías que estarte preocupando por pagar el alquiler, además la casa es bastante grande y...- Buscaba justificar aquella petición, sin embargo no sabía como hacerlo -Y... quiero estar contigo...- Esto último lo dijo en un susurro, al tiempo que agachaba la mirada, haciendo que su flequillo cubriera sus ojos.

Sentir aquellos cálidos labios sobre la comisura de sus labios, hizo que el rubor se expandiera más por su rostro, pero el carmín sin duda se intensificó al escuchar la propuesta del muchacho. No podía aceptarle aquello. ¿Cómo hiba a aceptar irse a vivir a la casa de alguien que venía resién conociendo? Es más ¿Cómo hiba a aceptar que el prestase su casa, con los gastos que esto le implicaba al modelo? No, no podía... Pero las últimas palabras emitídas por el mayor quedaron resonando en su mente... Quiero estar contigo... ¡Yo también quiero estar contigo! Eran sus deseos de gritar, pero seguía atónito por todo lo que implicaba la situación.

Se abrazó más al chico, posando su mentón sobre el hombro opuesto de éste. Y aprovechando la cercanía, susurró suaves palabras en su oído.- Está bien... Si me gustaría irme a vivir... Contigo... -Contestó con voz aterciopelada, mientras rodeaba aún más fuerte la espalda del muchacho, y cerraba sus ojos, para así poder disfrutar del dulce aroma que éste emanaba de sus ropas.