Matando el tiempo

Caminaba en completa calma por el centro comercial, aquella tarde el calor estaba practicamente insoportable por lo que el chico había decidido darse una vuelta por el sitio en busca de algo refrescante además de algo de sombra, cosa que podría encontrar en el parque, pero de momento no le apetecía ir a dicho lugar, ya que debido a la hora seguramente habría mucha gente en aquel sitio.

Observaba con aburrimiento los diversos aparadores de las tiendas, y el poco movimiento que se generaba dentro de éstas mismas, finalmente decidió sentarse en una de las bancas del lugar, se colocó sus audifonos, y esperó a ver si ocurría algo que pudiera interesarle.

El chico de cabellos azabaches paseaba por el centro en busca de un nuevo Ipod, ya que el suyo se lo habían robado hacía ya más de un mes. Pero por suerte, con su trabajo de medio tiempo, había alcanzado a reunir lo suficiente como para comprarse uno nuevo.
Pasó de tienda en tienda, sin resultado alguno, ya que para él debía ser uno que en verdad le "gustase", era bastante caprichoso, cuando de cosas que él mismo debía comprarse se tratara.
Finalmente se resignó, y para descansar de tanta caminata, se sentó en una de las bancas del lugar, sin prestarle mayor atención al chico que estaba ya sentado.
Movío un poco sus orejas, suplicando en su mente que el calor desapareciese de una buena vez, cuando por la calle pasó un carro, el cual tocó un bocinazo que hizo que el probre muchacho se sobresaltara, dando un pequeño brinco sobre el asiento, y sin querer golpeando al chico de al lado con su cola.
- Lo... Lo lamento... -Dijo en un susurro con la vista gacha, sin las esperanzas de que éste hubiese escuchado, ya que había notado que se encontraba escuchando música, pero de igual modo no hiba a hablar más fuerte.

Había visto de reojo al chico que se había sentado a su lado, tras esto cerró sus ojos sin darle mucha importancia, mientras no le molestara no había problema alguno, continuó perdido en su mundo hasta que sintió el suave golpe que provocó que se le cayera uno de los audífonos y dejará escapar un leve quejido más que nada de incomodidad puesto que aquel golpecito no era nada grave.

Alcanzó a escuchar la disculpa del chico lo que provocó que volteara a verlo con ligera curiosidad y algo de diversión sobre todo al notar la timidez del mismo, se quitó el otro audifono y se agachó un poco para alcanzar a ver los ojos del jovencito.

-No te preocupes-Contestó buscando su mirada -Pero ten más cuidado.- Le dijo sonriendo, al notar esto se extrañó completamente, no sabía el porqué de ese gesto, después de todo, lo que menos le gustaba era tratar con otros.

Los ojos color ambar del chico se abrieron más de lo normal, viendo con suma extrañesa a quien le había sonreido. Aquella sonrisa le parecía bastante cálida, algo que pocas veces le ocurría, y por algún motivo... Le entraron las ganas de conocer a aquél muchacho, lo que hizo que él mismo se extrañaze, ya que se había propuesto estar siempre sólo y no andar sociabilizando con extraños.

- Umm... Gra-Gracias... -Contestó en el mismo susurro, bastante tímido y reservado.

Elevó su vista lo suficiente, como para centrarse en sus ojos. Habían algo en ellos que le hacía pensar que lo conocía de toda la vida... Pero, ¿Por qué aquella sencación tan extraña?. Unos incomodos minutos de silencio se apoderaron del lugar, hasta que finalmente el peliazabache se aventuró a hablar, algo que quizá nunca antes había hecho...

- So-Soy Haru Fujiwara, un gusto -Se presentó sin más, con una sutil sonrisa, la cual no llegaba a sus ojos serios y temerosos.

Aquella tímida sonrisa le pareció la más linda que había visto en su vida, era una lástima que aquella calidez que trasmitían los labios del joven no contagieran aquellos ojos, un leve sonrojo se apoderó de su rostro por pensar ese tipo de cosas, razón también por la que tardó un poco en reaccionar ante la presentación.

-Mucho gusto, soy Selen Laurent- Se presentó sonriendo despreocupadamente, intentando ocultar la turvación que le había causado la presencia del chico, pero es que simplemente no podía evitarlo a lo mismo que no podá explicarlo.

-¿Esperas a alguien?- Se maldijo por hacer esa pregunta que no tenía razón para ser realizada. -Perdón, olvida eso- Se disculpó desviando la mirada.

El chico le observó con suma inocencia, para luego dejar aflorar una ligera risita desde sus labios, por algún motivo, que ni el mismo se podía explicar, se sentía en confianza con aquél muchacho.

- Nee... Estaba sólo y no espero a nadie -Contestó con sinceridad. Su voz ya no era en un susurro, más si era bien suave y apaciguada.- ¿Y tú...? -Devolvió la pregunta, volviendo a la tímidez. Tenía miedo de escuchar "Si espero a mi novia", pero ¿Por qué? ¿Qué era lo que tenía aquél chico que si quiera alguna muchacha había producido en él?

Bajó la vista apenada por sus divagaciones, mientras un tenue rubor aparecía sobre sus mejillas, y rogaba porque el chico de cabellos oscuros no se diera cuenta de ésto.

No supo porque se alegró de cierto modo al escuchar que no esperaba a nadie, aún así no pudo evitar esbozar una leve sonrisa de satisfacción, voleto a verlo cuando escuchó la pregunta, por lo que pudo apreciar como agachaba el rostro, expresión que le hacía ver bastante tierno.

-Pues, yo sólo estaba perdiendo el tiempo- Respondió encogiendo los hombros. -Y puesto que no había otro sitio donde ir pues aquí me tienes sin nada que hacer- Explicó con una sonrisa avergonzada, sin entender la razón de actuar tan relajado ante una persona que no conocía en absoluto, no recordaba hace cuanto que no se comportaba de aquel modo.

Levantó la cabeza casi de inmediato al escuchar dichosa respuesta que tanto anhelaba. Sus ojos demostraban cierto brillo peculiar efecto de la emoción que le daba saber que sus pensamientos eran erroneos.
Luego notó que aquél chico no poseía orejas ni cola... Dando por asumido el motivo, que ya más que sabía, aún así no le importó.

- ¿Así que no hacías nada? -Preguntó un tanto inocente, ladeando un poco la cabeza, al tiempo que sus orejas de movían.

- Creo que ya somos dos -Dejó escapar una singular risita, la cual resonaba un tanto infantil, pero dulce a la vez, de una forma que no se reía hacía más de 4 años...

- Cla-Claro que yo andaba buscando comprar algo... Pero además de eso... Sólo andaba vagando -Sacó la lengua apenada, dandose un pequeño golpesito en la cabeza con los nudillos de sus dedos.

Aquella dulce y agradable risa le hizo sentirse de algún modo contento, era como si con aquellos simples gestos pudiese sentirse completamente tranquilo. Sonrió divertido ante su último comentario y el gesto del que éste había sido acompañado.

-Pues... si quieres te puedo acompañar a buscar lo que sea que vayas a comprar- se ofreció con amabilidad, sonrojandose al percatarse de la confianza con la que comenzaba a tratar al chico. -Claro, siempre y cuando no sea una molestia mi compañía.- Se apresuró a decir para evitar que el jovencito pensara que se estaba tomando demasiadas confianzas. Aunque en el interior esperaba que aceptara su compañía.

Su petición le había hecho alegrarse, ya que contar de su compañía era algo que en ese preciso instante anhelaba.

- ¡No! Para nada -Se aventuró a decir presitimadamente.- Digo... Me refiero a que por mí no hay pro-problema que me acompañes... -Agachó la vista apenado, mientras parte de su flequillo curbía sus ojos, y sus dedos jugaban nerviosos entre sí.- Po-Por mi mejor... -Finalizó en un tenue susurro, sintiendo su rostro caliente, lo más probable debido al rubor que aparecía sobre sus mejillas.

Sonrió ante la respuesta afirmativa que recibió, puesto que de algún modo había temido recibir alguna clase de rechazo por haberse atrevido a hacer aquella pregunta sin pensarlo mucho.

-¡Genial! Entonces vamos- Comentó con cierto entusiasmo poniendose de pie frente al otro, guardando sus manos en los bolsillos del pantalón, mirando con atención al joven, cuando se percató de la atención que le estaba poniendo desvió su mirada hacia otro lado. -Bueno ¿y qué era lo que buscabas?- Preguntó intentando retomar la compostura.

Elevó su vista para encontrarse así con aquellos ojos azules que tanto le llamaban la atención. De estarura le superaba como por unos 7 ctms, por lo cual le miraba un tanto hacía arriba para verle bien el rostro. Movío su cola de lado a lado con bastante emoción, al tiempo que en sus ojitos se notaba un peculiar brillo.

- E-Emm... Pu-Pues andaba en busca de un Ipod nuevo -Contestó, para así luego sonreirle con ternura, mientras sus orejas se movían a la par.- A-Aunque ya miré en casi todas las tiendas... No hay ninguno que me llame mucho la atención -Confesó apenado, sacando levemente su lenguita.- Nee... Pe-Pero aún me falta ese negocio de allí -Señaló con algo de inocencia, hacía uno de los locales que se hallaban del otro lado, mientras una sutil sonrisa se dibujaba en sus labios.

Miró con cierta curiosidad el movimiento de las orejas y cola, tenía la intensión de tocarlas y comprobar si eran tan suaves al tacto como se podía ver, por lo que le estaba costando poner atención a sus palabras.

Volteó a ver hacia donde el chico señalaba con tal de no ver aquellos ojos, o al menos no hasta que lograra controlarse por completo.

-Bien, entonces vayamos hacia allá, con suerte encuentras alguno que te guste.- Comentó con una sonrisa fresca y sobre todo sincera, gesto que no era muy común que realizara. Comenzó a caminar no sin antes esperar que el otro hiciera lo msimo.

Asintió con su cabeza sonriente, al tiempo que su cola se movía con algo de delicadeza, pero de igual modo demostrando la felicidad que el peliazabache sentía.
Camiron hasta el negocio señalado por el chico, el cual hiba con la vista en sus dedos, los cuales se entrelazaban entre sí, bastante nervioso. Sin querer su brazo rozó el brazo del otro chico, produciendo en él que un notorio sonrojo se asomara en sus mejillas, al igual que su corazón comenzaba a palpipar de forma bastante acelerada y su respiración se agitaba. Trató de controlarse ¿Qué le estaba pasando? Agradeció que sin darse ni cuenta ya estaban ingresando al local.

- E-Etto... -Con su vista comenzó a buscar entre la diversidad de Ipod's, MP4's y pendrives que habían en la vitrina.- ¿Cu-Cuál crees qué es mejor? -Le preguntó al muchacho, mirandole a los ojos por breves segundos, para luego volver a posar su mirada en el vidrio.

Sintió una corriente electrica recorrer su suerpo ante aquel sencillo roce, por lo que prefirió intentar ignorarlo y no decir nada, sin embargo, volteó a ver de reojo al otro notando aquel sonrojo que cubría sus mejillas, agradeciendo que al parecer no era el único con aquel tipo de reacciones, aunque aún no se podía explicar el porqué de ellas.

Salió de sus pensamientos al escuchar la voz de su acompañante volteando a verlo por lo que sus miradas se cruzaron, ante la pregunta regresó la vista a la vitrina, observando con detenimiento lo que ofrecía la tienda.

-Pues... no sé, necesitaría saber qué características quieres que tenga- Respondió regresando su mirada a la del chico. -Puede que el mejor para mí no sea el que te guste.

El chico se llevó su dedo indice hasta sus labios, mientras pensaba mostrando en su rostro algo de ingenuidad.

- Umm... Es que la verdad ni yo mismo lo sé -Soltó una ligera risita un tanto apenado, y con una de sus manos sobó suave su nuca avergonzado, despeinando un tanto sus cabellos.

Le miró fijo a sus ojos azul cielo, sintió que se perdía en ellos, y por más que quería no podía apartar la vista. Su cuerpo tampoco respondía, era como si aquella mirada lo hubiese hipnotizado.

Pasaron breves segundos de silencio, hasta que finalmente logró zafarse de aquél "encanto". Agitando su cabeza de lado a lado, como si se estuvise sacando alguna idea de la cabeza. ¿Qué me sucede...? Pensó hacía si mismo, mientras sentía su pulso acelerarse cada vez más. Finalmente tomó algo de aire, y prosiguió mirando en la vitrina, evadiendo la mirada del muchacho en todo instante, no quería que le volviese a pasar lo resiente... Aquello había sido tan extraño... Pero a la vez le había encantado esa sensación.

- Nee... Cre-Creo que me fiaré en tí... -Le dijo sin quitar su vista de los articulos, para así no tener que mirarle.- Di-Dime cual a tú parecer es el mejor, quizá si le aciertes a mis gustos... -Agregó con voz su típica voz suave y apaciguada.

Sonrió por la inocencia de su primer comentario, el hecho de que se llevara la mano a nuca no hizo más que aumentar la ternura que le provocaba el muchacho, quería peinar aquellos cabellos; era definitivo, estaba prestando demasiada atención a los gestos que el otro realizaba, pero simplemente ya no podía evitarlo, si al principio le había llamado la atención ahora no sabía que podía hacer que se estuviera fijando en él, si, era un chico por demás lindo, pero eso no justificaba el hecho que no pudiera dejar de mirarlo y se sintiera tan cómodo a su lado, era una sensación que no había experimentado con anterioridad.

Cuando el contacto visual se rompió, haciendole regresar bruscamente a la realidad, dirigió de una cuenta la mirada a los artículos pensando cual sería una buena opción.

-Veamos, ¿cuál será bueno?- Preguntó en un susurro. Finalmente sus ojos se toparon con un Ipod touch color negro -Supongo que ese- Dijo señalándolo.

Los ojos del jóven tomaron un brillo bastante notorio, estando al límite de dar un pequeño brinquito. La decición del otro le había encantado, aquél Ipod era lo que estaba buscando... ¿Era eso o no? Quizá por el simple hecho de que había sido él quien se lo había recomendado, hacía que le gustase tanto.

- Me gusta, me gusta -Repitió con una radiante sonrisa, mientras llamaba al que atendía el local y le hacía el pedido.

Sacó de sus bolsillos un poco de dinero, contando unas cuantas moneas y otros billetas, hasta llegar a sumar lo necesario para comprarselo. Hasta le había sobrado un poco, la cual volvió a guardar en su bolsillo.

El señor del local le hizo entrega de la cajita con el Ipod touch, al tiempo que el pequeño de ojos ambarinos le pasaba el dinero. Llevó su mirada hasta su acompañante, brindandole una dulce sonrisa.

- Ya está, muchisimas gracias -Le sonrió aún más amplio, para luego así agregar.- ¿Quieres un helado? Tomalo como agradecimiento por ayudarme a decidir -Le preguntó con bastante amabilidad, sin dejar de sonreirle. Una sonrisa bastante sincera, pero extraña al mismo tiempo por provenir de aquél muchacho, que no sonreía de esa manera hacía más de 5 años.

No sabía porque le daba de cierto modo alegría el hecho que le hubiera gustado su elección, pero bueno el pensar en esas razones que no lograba encontrar era lo de menos. Correspondió aquella sonrisa con la propia, de una manera que podía considerarse incluso cálida.

Se sorprendió un poco ante la invitación puesto había pensado en eso anteriormente, pero bueno, el hecho de que la hubiera realizado el otro chico no le molestaba en absoluto, al contrario, agradecía el poder estar un poco más de tiempo con él.

-Vale- Aceptó encantado sonriendo ampliamente -Pero por favor deja que sea yo quien te invite- Sugirió rodeando los hombros del otro con su brazo, cuando fue consciente de lo que estaba haciendo, se separó de golpe, no entendía que le había hecho actuar de esa manera.

-Perdón- Se disculpó agachando el rostro provocando que su flequillo negro cubriese sus ojos.

Hiba a negarle la invitación, pero se quedó mudo al sentir el contacto del otro sobre sí. Le rodeó sobre sus hombros, como un amigo de la infancia, siendo que resién le venía conocido. Aunque en vez de molestarse, el ojiambarino le encantó la sensación de sentir aquél chico tan cerca, pero de igual modo, al separarse de él, desvió la mirada agachando la vista y dejando que el flequillo cubriera sus mejillas ruborizadas.

- De-De-Descuida... -Tartamudeó y respondío casi en un susurro, para así de inmediato acelerar el paso. Sentía que su cuerpo se hiba derrumbar allí mismo, y una especie de descarga electrica le recorría por todo su cuerpo.

- E-Etto... ¿Va-Vamos? -Se giró para así encontrarse con sus ojos azules, mientras le sonreía con bastante ternura, sin aún desaparecer aquél rubor de sus mejillas por completo.

Había actuado como un completo tonto al tomarse tantas confianzas, sin embargo algo en su interior le impedía arrepentirse de haver realizado aquel gesto.

Alzó el rostro al sentir como el otro comenzaba a avanzar, se había quedado estático, estaba completamente avergonzado, sin embargo el escuchar su voz llamandole y el ver aquella sonrisa le hizo respirar tranquilo de nueva cuenta, por lo que asintió en silencio y apuró sus pasos para estar pronto a su lado.

-Bueno ¿me vas a dejar invitar o no?- Le preguntó sonriente, guardó de nueva cuenta las manos en los bolsillos de su pantalón, al parecer aquella era, de momento, una forma eficiente para no volver a abrazarlo, aunque no sabía por cuanto tiempo iba a poder soportar aquella tentación de tener cerca al muchacho.

Al escuchar aquella pregunta, negó de inmediato con la cabeza, al tiempo que sus orejas se movían de un modo un tanto tierno.

- No, no, yo te ofrecí primero, ya te dije que te lo tomaras como un agradecimiento... -Hablaba tenue y suave como siempre, más no dejaba de mirarle y sonreirle.

Sentía una fuerte conexión con aquél chico, no sabía el porque de sus deseos de que volviese a estar cerca suyo como hacía unos instantes, el porque de las ganas de conocerlo más, el porque que quería que no se fuese de su lado...

Normalmente el pequeño pasaba sólo y odiaba estar con alguien, por lo cual siempre escapaba de fuese quien fuese, mucho más si se trataba de personas conocidas. Pero con él, que además era alguien completamente desconocido, que apenas si sabía su nombre, lo que más quería era conversar, estar un rato a su lado y hacer durar ese tramo lo más que pudiese...

Le gustaba ver aquella sonrisa, el que actuara de aquel modo tímido y a la vez dulce, era como si no pudiese cansarse de estar a su lado.

Ante su ofrecimiento arqueó una ceja haciendo un pequeño mohín -Pero ya gastaste en tu Ipod, además yo soy el que debería invitarte por permitirme pasar el rato contigo- Explicó para después sonreírle, intentando que sus nervios no lo traicionaran de nueva cuenta, el comportarse así era prácticamente algo nuevo, ni cuando era un niño solía mostrarse inseguro.

-Además aunque no quieras voy a terminar invitando, así que mejor no pongas resistencia- Comentó con una sonrisa mientras le guiñaba un ojo.

Miró hacia el frente notando que no faltaba mucho para llegar al negocio al cual se dirigían, afuera de éste había unas mesas de herrería verde oscuro, lo mismo que en el interior, fue hasta entonces que cayó en cuenta de que hace mucho que no iba a aquel lugar; por lo que no pudo evitar controlarse al pensar que ahora iba acompañado de aquel jovencito.

El chico no estaba del todo de acuerdo con el ofrecimiento, después de todo había sido él quien había invitado primero, y además que no quería hacer que el otro gastase dinero.

- Pe-Pero... -Hiba a debatirle, más al ver su rostro sonriente y ese peculiar giño de ojo, sus nervios le dominaron, quedando como embobado con el otro jóven.

Un nudo oprimía su garganta, no pudiendo así articular palabra alguna. Llevó la yema de sus dedos hasta sus mejillas cálientes, rozandolas con suma delicadeza... Estaba sonrojado, aquello lo sabía con tan solo tactar el calor que provenía de éstas. Agradecía el hecho de que el chico de oscuros cabellos se encontraba mirando hacía la heladería, por lo cual no pudo notar el sonroso del neko.

Continuaron caminando, cada uno ensimismado en sus propios pensamientos, hasta que finalmente llegaron a las mesas verdoras del local. El pequeño muchacho se sentó, esperando a que el otro hiciese lo mismo, con su silencio había aceptado en cierto modo la invitación de éste, y ya no ganaba nada con contradecirle.

Tomó asiento frente al menor, una sonrisa victoriosa se dibujaba en su rostro al no recibir más contradicciones por parte del otro, si se hubiese tratado de otra persona seguramente hubiera dejado de insistir y se hubiera marchado, pero en cambio ahí continuaba, contento de que hubiera aceptado la invitación.

-¿Ves? no ganabas nada con decir que no- Comentó con una sonrisa dando por terminado ese asunto, volteó hacia el interior del local, para después posar de nueva cuenta sus ojos en el chico. -Vamos adentro para pedir ¿no?- Le preguntó poniendose de pie pero sin dejar de mirarlo, y es que ya pasados los nervios ahora sentía que no podía dejar de observar al joven, comenzó a caminar al interior de la heladería para intentar distraerse, sin embargo esto le resultaba por de más difícil.